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Génesis

Updated: Jan 19, 2021

Dios nos creó para deleitarse con nosotros y para que nos deleitáramos en Él en perfecta armonía. Disfruta de un nuevo comienzo con Dios.

En el principio …

Índice:




A través de la Biblia



Me gustaría explicar la estructura de los estudios que voy a compartir durante esta serie anual a través de las Escrituras.


Quisiera viajar a través de la Biblia durante este año. Existen muchos planes de lectura para leer la Biblia en un año. Si utilizas la aplicación YouVersion, te ofrece varios planes, y puedes elegir la versión de la Biblia de tu idioma que más prefieras, así como cambiar de una a otra. Si no, también puedes leer una copia física de la Palabra de Dios. A mí me gusta hacer eso también, para poder marcar detalles. Sugiero que tengas un cuaderno para anotar lo que el Señor te muestre en diferentes momentos, así como para escribir preguntas. Hay un grupo de Facebook (Reflejos de Su Gloria) en el que puedes escribir tus preguntas si así lo deseas, o puedes preguntar a alguien que te pueda ayudar a resolverlas.


El primer episodio trata de la creación del mundo, y cómo Dios hizo todo bueno.


El segundo episodio trata de la maldad en el mundo, cómo la antigua serpiente, Satanás, introdujo el pecado en el mundo de tal forma que el ser humano eligió el mal y la tierra fue corrompida. Es en este mundo manchado por el pecado que tú y yo vivimos. Pero Dios había planeado, desde el principio, la limpieza redentora de Cristo a través de su muerte en la cruz.


En el episodio tres hago una pausa para meditar sobre el hecho de que Dios creó al ser humano, hombre y mujer, a Su imagen y semejanza. Debemos meditar en el hecho de que cualquier cosa buena que encontramos en el ser humano es debido a que hemos sido creados a la imagen de Dios. Y sin embargo Dios tiene características que son tan solo suyas, y que le hacen el ser superior que es. No hay nadie que disfrute de los atributos divinos del trino Dios.


En el episodio número cuatro, el Mesías en la Biblia, presento el plan de Dios para la salvación del ser humano. Dice la Biblia que “todo aquel que en Él crea” tiene vida eterna. Desde Génesis vemos al Mesías, el cual podremos ver a través de las Escrituras, porque Él es el protagonista, que se revela a los lectores de la Palabra para que lo podamos conocer y ser salvos por Él.


A partir de estos episodios que considero como base para entender la Biblia, seguimos con los eventos relatados en el libro de Génesis, pero no capítulo por capítulo. Nota también que voy a otros textos de la Biblia. Esto lo hago porque la Palabra de Dios es una, un texto conectado que nos muestra las verdades en diferentes lugares, diferentes fechas, por diferentes personas escribiendo, pero con un mismo autor, Dios mismo. No se puede decir esto de ningún otro libro.


Si estás leyendo el libro de Génesis en tu lectura diaria, podrás notar que salto de una historia a otra, buscando temas que aparecen en estas y de los que nosotras nos podemos beneficiar. Suelo dar los capítulos y versículos de los textos para que puedas mirarlos por ti misma. Incluyo el texto en el grupo de Facebook y aquí en la página.


Habrás visto que en el episodio cinco estudiamos que la destrucción de Sodoma y Gomorra llega cuando el clamor llega a Dios. Había pecado, y no había un reconocimiento y denuncia del pecado. Hasta Lot y su familia se habían acostumbrado a vivir en medio de tal decadencia moral. Recuerda que no encuentra Dios ni diez personas que lo buscaran en ese lugar.


En el episodio seis relaciono el caso de Lot con otras situaciones en las que los personajes de Génesis toman decisiones basándose en criterios temporales y egoístas, trayendo consecuencias que se corresponden con las decisiones, concluyendo que el cristiano debe tomar decisiones basadas en la confianza en Dios y el bienestar espiritual.


Tenemos un par de días más para ver los últimos capítulos de Génesis, y espero que los puedas leer tú personalmente a la vez que escuchas las reflexiones sobre mi lectura.


A partir de aquí nos adentraremos en el libro de Éxodo y en adelante. Si en algún momento tienes una duda sobre la organización de las reflexiones, no dudes en preguntar, porque es mi deseo que esto sea de ayuda en tu caminar diario. Como ya he dicho, mi meta es que conozcamos a Dios más y mejor.


Acabo animándote a valorar los episodios en la aplicación para que más personas lo puedan ver y puedan aprovechar los materiales.


Que el Señor te bendiga y puedas conocerle mejor durante este año que nos ha regalado.


 

Un buen comienzo


Si eres como yo, y leíste los primeros capítulos de Génesis para tu primer día del año, puede que te hayas sentido muy optimista al principio de tu lectura viendo cómo Dios, en el primer capítulo, crea el mundo, y al contemplarlo, se siente satisfecho por su trabajo, viendo que todo era bueno. La luz, buena, los cuerpos celestes del universo a nuestro alrededor, buenos, las plantas, buenas; los animales, buenos. Y buena su organización que estableció un orden perfecto. ¿Sabes que si uno de los cuerpos celestes que vemos como tan solo puntos de luz en la oscuridad se desviara de su órbita causaría un caos universal?


Leemos la pregunta a Job en el capítulo 38:31-33: “¿Puedes tú atar las cadenas de las Pléyades, o desatar las cuerdas de Orión? ¿Haces aparecer una constelación a su tiempo, y conduces la Osa con sus hijos? ¿Conoces tú las ordenanzas de los cielos, o fijas su dominio en la tierra?” Job no podía, ni tú, ni yo. Pero Dios sí.


“Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.” Apocalipsis 4:11 No solo las ha creado, sino que cuida de la creación.


“Porque así dice el SEÑOR que creó los cielos (El es el Dios que formó la tierra y la hizo, El la estableció {y} no la hizo un lugar desolado, {sino que} la formó para ser habitada): Yo soy el SEÑOR y no hay ningún otro.” Isaías 45:18


No solo creó todo un lugar perfecto para la vida con su flora y fauna rodeado de un inmenso universo que apenas hemos comenzado a descubrir, sino que el trino Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo) creó al hombre “a su (plural) imagen y semejanza” Génesis 1:26


Dice Juan 1:1 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”

No quisiera saltar esta verdad que debemos tener clara, y es que Jesucristo no fue parte de la creación de Dios. Jesucristo se presenta una y otra vez en las Escrituras como Dios, y cualquier otra interpretación destruye toda la Palabra de Dios. Por eso el versículo anterior de Apocalipsis describe a Jesucristo como creador y sustentador de todas las cosas.


“Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Juan 1:3


“Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.” Romanos 1:20 Aquellos que rechazan la creación por parte del Dios trino no tienen excusa, porque la misma creación da testimonio de ello.


El capítulo dos de Génesis describe con más detalle la creación del hombre. Por primera vez vemos que Dios nota algo que no era bueno… Adán, el hombre creado por Dios, no tiene compañera. Si alguien te ha dicho que Dios es sexista, que la Biblia pone a la mujer en un plano inferior o cualquier otro comentario de ese tipo, estate segura de una cosa. Cuando el mundo entero había sido creado, Dios ve que falta algo—por primera vez encuentra algo que no era bueno— “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.” (Génesis 2:18)


Así que Dios forma a la mujer, y entonces la creación está completa. Si solo pudiéramos habernos quedado con la perfecta obra equilibrada de nuestro gran Dios. Hombre y mujer confiando el uno en el otro, disfrutando de la compañía del creador en un lugar ideal.


Hoy quiero dejar aquí el pensamiento, porque quiero que meditemos en la gran obra de nuestro Dios.


“Porque en Él fueron creadas todas las cosas, {tanto} en los cielos {como} en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él.” Colosenses 1:16


Tomemos tiempo para celebrar esta gran verdad, que Dios hizo todo para deleitarse con nosotros y para que nos deleitáramos en Él en perfecta armonía. Alabemos a Dios con el salmista que dice:


“Sabed que él, el SEÑOR, es Dios; Él nos hizo, y no nosotros {a nosotros mismos;} pueblo suyo {somos} y ovejas de su prado. Salmo 100:3


Que Dios te dé un día de preciosa comunión con Él.

 

El mal en el mundo

Vemos que el ser humano, desde el principio, ha elegido su propio camino, dejando a Dios de lado. A pesar de tener un comienzo perfecto y un ambiente perfecto, el ser humano elige dejar a Dios para tomar sus propias decisiones, y cada vez, esto lleva al pecado y al caos.


“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.“ Génesis 6: 5-6


¿Qué ha ocurrido desde que acabamos el capitulo dos y este fuerte afirmación en el capítulo 6 para que Dios mismo se arrepienta de haber hecho al hombre? Mucho, tristemente. Y podemos preguntarnos: si Dios hizo todo bueno, ¿cómo es posible que el mal llegara a tal punto en la tierra? Volvamos al capítulo 3 para estudiarlo.


El primer versículo nos introduce a un nuevo personaje, la serpiente, del cual no sabemos nada aparte de que es astuta. ¿Quién es en realidad esa serpiente, y si todo era bueno en Edén, qué hacía ahí? La repuesta la tenemos más adelante en la Palabra de Dios. En Apocalipsis 12:9 leemos el fin de esta serpiente


“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.”


(Perdón por el spoiler). Isaías 14 y Ezequiel 28 nos cuentan como Dios había creado a los ángeles antes de la creación del mundo. A estos había creado hermosos, y con la capacidad de decidir, al igual como creó al ser humano (a esto le llamamos libre albedrío). El más hermoso de todos, Lucero, decidió rebelarse contra Dios, y fue echado del cielo junto con los ángeles que le seguían. Estos, como vemos en Apocalipsis esperan un final justo, pero mientras tanto, vemos que tienen como misión engañar por todo el mundo.


Y vemos que en el huerto del Edén, consigue hacer dudar a Eva. Esta es engañada, y Adán, viendo que su compañera humana ha pecado y se ha alejado de Dios, decide (por su libre albedrío), quedarse con ella y alejarse de Dios.


Este es el pecado de Adán, por el cual entra el pecado en el mundo. Vemos luego que Caín, en el capítulo 4, por envidia e ira, acaba matando a su hermano. La raza humana se propaga, y para cuando llegamos al capítulo 6, Dios está harto de la maldad del hombre.


Vemos lo rápido que el ser humano, al tomar su propio camino, se aleja de Dios y va en deterioro moral. El versículo 6:11 dice “ Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. 6:12: Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.


“Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.” Génesis 6:7



En Génesis 6: 13, Dios habla con Noé, varón justo que haya gracia delante de Dios (6:8). “Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra”


Parece indicar que la corrupción del hombre se había extendido al resto de la creación de Dios. El pecado había afectado a todo lo que Dios había hecho y era bueno. Ahora estaba corrompido y lleno de violencia.



“Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios.” Romanos 8:19-23


Dios comparte su plan con Noé sobre este nuevo comienzo: “yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.”


Dice la Palabra que “hizo Noé conforme a todo lo que le mandó el Señor” (7:5), construyó el arca y organizó a su familia y a los animales que Dios dispuso. Y sucedió tal y como el Señor había dicho. Hubo un diluvio y desastres naturales que acompañaron que cubrió la tierra hasta los picos más altos, y al llegar la calma, solo quedan en la Tierra Noé, su esposa, y sus tres hijos con sus esposas, ocho personas. Habían aprendido la lección? ¿Apreciarían la gracia que habían recibido de parte de Dios? ¿Seguirían al Señor?


En el capitulo 8, Noé edifica un altar y ofrece sacrificio grato al Señor. Dios decide que no maldecirá la tierra por culpa del hombre nunca más, a pesar de que el hombre es malo desde su juventud (8:21) Dios da a Noé y a sus hijos años para que puedan fructificarse y repoblar la tierra, y los protege de los animales, dándoles señorío sobre estos y les entrega todo ser viviente y las plantas para alimentarse.


Sin embargo, los que han hallado gracia delante de Dios no tardan mucho en mostrar la maldad que mora en el corazón del hombre. El capítulo 9: 18 narra cómo Noé plantó una viña, y cuando esta produjo fruto, hizo vino y se embriagó, y andaba desnudo por su tienda; uno de sus hijos lo encuentra desnudo y borracho, y se burla de él en lugar de cubrirlo. Los otros dos hermanos cubren la desnudez de su padre, y Noé acaba maldiciendo a Cam y a su simiente.



Paremos aquí a meditar en el contraste de la obra humana con la preciosa obra de Dios. Vemos que el ser humano, desde el principio, ha elegido su propio camino, dejando a Dios de lado. A pesar de tener un comienzo perfecto y un ambiente perfecto, el ser humano elige dejar a Dios para tomar sus propias decisiones, y cada vez, esto lleva al pecado y al caos. ¿Te suena? Mira a tu alrededor. Medita en lo que será realmente la solución a todo el mal de nuestra sociedad, a todo el mal de este mundo.


Acompáñame mañana para estudiar la Palabra de Dios juntas y poder vislumbrar Reflejos de su gloria.

 

A su imagen


Todo lo bueno que puedas observar en el ser humano esta ahí por la simple razón que Dios ha puesto su imagen en nosotros. Descubre lo que implica el ser creados a la imagen de Dios.

Dios nos hizo a su imagen y semejanza (Génesis 1:26) “Hagamos a hombre a nuestra imagen y semejanza”


Génesis 5:1-2 “Éste es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados.”


5:3 “Adán engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen.”


Cuando nos nace un niño, es a nuestra imagen, es decir, tiene características que son como las nuestras. Así el Dios trino nos hizo a su imagen y semejanza. Si esto no te hace tener piel de gallina, y no te hace sentirte amado, es que no has meditado lo suficiente en este hecho.


Dios creó los animales, y no los hizo a su imagen, creó las preciosas plantas, y no las hizo a Su imagen, pero cuando creó al ser humano, eligió, de Su propia voluntad, darnos características de su propia imagen.


Llamamos a estos rasgos comunicables. Hay por supuesto otras características de Dios que son tan solo suyas, que nosotros no tenemos. Estos son rasgos no comunicables (incomunicables).


Dios es infinito; no tiene límites. Nosotros sí tenemos límites. Si no lo crees, comienza a correr y a ver hasta dónde llegas. Dios es autosuficiente; no necesita que nadie le complete. Nosotros sí; somos seres que dependemos de otros; no podríamos sobrevivir aislados por mucho tiempo.

Dios es omnisciente, lo sabe todo. Nosotros no somos omniscientes; no podemos saber los motivos por los que la gente hace las cosas, no conocemos el corazón de los demás, es más, Dios dice que no conocemos nuestro propio corazón (Jeremías 17:9).

Dios es inmutable, no cambia nunca. Nosotros sí, gracias a Dios. Él es Santo, perfecto, y por lo tanto no necesita cambiar. Sin embargo, nosotros no somos perfectos, por lo que la posibilidad de cambio ha de verse como un regalo de Dios. Gracias a nuestra mutabilidad, podemos mejorar y ser más como Él cada día.

Dios es omnipresente, puede estar en múltiples sitios a la vez. Nosotros lo intentamos y nos frustramos, porque no podemos.

Dios es omnipotente, Todopoderoso; nosotros no podemos hacerlo todo, y nos agotamos intentando hacer más de lo que en realidad podemos llevar.

Dios es soberano, reina sobre todo, nada se escapa de su control. Sin embargo nosotros no podemos hacer lo que nos da la gana siempre, aunque lo intentemos. Por eso la insatisfacción en el mundo es tan común.


Y Dios es eterno, no tiene principio ni fin; nosotros tenemos principio; ya lo vimos en Génesis. Mas nuestra alma no tiene fin. Moraremos en algún lugar para la eternidad. La Biblia presenta dos opciones: aquellos que confían en Cristo como Salvador de sus pecados morarán con Él en gloria eterna, y aquellos que rechazan a Cristo siguiendo su propio camino morarán eternamente en un lugar de tormento alejados de Dios, el mismo lugar donde Apocalipsis 12:9 dice que acabarán los ángeles rebeldes.


Estos atributos de Dios son incomunicables. Por mucho que lo intentemos, jamás podremos ser como Dios. Satanás no tiene estos atributos; no es infinito, no es todopoderoso, no es soberano, no es inmutable, no es autosuficiente; no es omnipresente, ni omnisciente; solo Dios tiene estas características, y esta verdad nos debe traer paz y seguridad.


¿Entonces en qué consiste el ser hechos a su imagen?


Tenemos un alma que vivirá para siempre.

Tenemos capacidad de decisión, libre albedrío para decidir hacer o no hacer algo. Podemos discernir entre algo bueno y algo dañino.

Tenemos la capacidad de ser mejor día a día, por eso nos dice la Palabra que seamos santos como Él es santo.

Tenemos la capacidad de amar, el deseo de justicia como Él es justo, deseo de bondad como Él es bueno. Podemos mostrar misericordia y perdón. Tenemos la capacidad de esperar, de ser fieles, de confiar.


Todo lo bueno que puedas observar en el ser humano esta ahí por la simple razón que Dios ha puesto su imagen en nosotros, los que confían en Dios y los que no. Esto es el ser humano.


¿No te parece precioso? Claro está que el pecado con el que el hombre ha elegido vivir ha corrompido cualquier bondad que el alma del hombre desee. No somos, como muchos anuncian, seres buenos que a veces fallamos. Estaría bien, pero Dios nos describe como seres caídos, pecadores que por mucho que intentemos hacer el bien, siempre acabamos cayendo. No somos hacedores del bien, autosuficientes y perfectos. Somos seres dependientes que solo podemos ser santos (sin mancha) cuando andamos de la mano de Dios. Y el apóstol Pablo describe su lucha continua por hacer el bien en Romanos 7:19-25:


“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”

Pero el apóstol acaba con una gloriosa afirmación:


“Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.” Es en Cristo que podemos vivir como Dios ha establecido [Cristo es la imagen de Dios perfecto.]. La imagen de Dios en nosotros, aunque desfigurada por el pecado, puede ser transformada por la obra de Cristo.


Te invito a contemplar conmigo el papel de Jesucristo en el precioso plan de Dios desde el principio.

 

El Mesías en las Escrituras



¿Dónde vemos la primera aparición del Mesías en la Biblia? Ya lo vimos en el primer capítulo, detrás del telón, cuando Dios dice “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.” Cristo ya estaba ahí, parte del trino Dios, en la creación del universo y todo lo que en él se haya.


Como vamos a estar leyendo a través de la Biblia, me gustaría presentar al Mesías, para que durante nuestro viaje a través de la Biblia puedas verlo reflejado en las Escrituras. Esto hará que tu lectura de la Biblia tenga mayor significado para ti.


¿Dónde vemos la primera aparición del Mesías en la Biblia? Ya lo vimos en el primer capítulo, detrás del telón, cuando Dios dice “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.” Cristo ya estaba ahí, parte del trino Dios, en la creación del universo y todo lo que en él se haya.


Y cuando llegamos al capítulo tres, después de la desobediencia de Adán y Eva, leemos en Génesis 3:15-16


Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.

Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.


Al introducir el pecado en el mundo, Satanás parece haber ganado la victoria, pero Dios le contesta asegurándole que esto es tan solo una batalla ganada. Dios tenía planeado un redentor, un salvador que salvaría a su pueblo de sus pecados.


Aquí tenemos la promesa de que la simiente de la mujer, esto es, el Mesías que había de venir, heriría de herida mortal a la Serpiente. Dice el versículo 15 del capítulo 3 que Satanás heriría a la simiente en el calcañar, esto es el tobillo. Una herida en el tobillo es dolorosa, pero no es mortal. La simiente de la mujer heriría al maligno en la cabeza, dejándolo condenado a una muerte inevitable. Una vez más, nos recuerda que en el último libro de la Biblia, en Apocalipsis 12:9 dice “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.”

Esto es el cumplimiento final de lo que ocurriría en la cruz del Calvario.


¿Cómo sabemos que este texto habla de Satanás y del Mesías?


En Romanos 16: 20, el apóstol Pablo dice: “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies,” aludiendo al texto en Génesis 3. Tenemos una referencia similar en el Salmo 91:13, un salmo mesiánico que dice

“Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.”


La Biblia se refiere en diferentes ocasiones a Satanás como león, áspid(o serpiente) y dragón.


El término “simiente” se refiere a descendencia. La frase “simiente de la mujer” indica que el libertador nacería de una mujer.


En Génesis 22:18, hablando a Abraham, da esta promesa “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.”


En Gálatas 3:16 dice: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.”


Esto se cumpliría dos mil años más tarde. Lo vemos en el relato del nacimiento de Jesús.


Mateo 1:18 “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.”


Pienso en el versículo en Colosenses 1:15 que dice: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” Esta preciosa simiente de mujer es aquella simiente prometida, que heriría a la serpiente antigua en la cabeza.


Hebreos 9: 9-15, hablando del Cristo dice que “convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.”

“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.”


El autor de la vida nacía de mujer en carne y sangre, para traernos la salvación de nuestros pecados. Nació de mujer para morir en la cruz, y así pagar por nuestros pecados. Sufrió para que nosotros no tuviéramos que ser esclavos del pecado, para que por su sacrificio en la cruz fuéramos libres para servir al Señor.



Así que vemos el cumplimiento de Génesis 3:15 en Cristo, simiente de la mujer que aplastaría de forma mortal al maligno y al mal en la cruz del Calvario: como leemos en Colosenses 2:15, Cristo,


“despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”


Gracias a Dios por el Mesías Salvador. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos.

El Mesías Rey


Los judíos esperaban al Mesías, el rey que vendría a establecer su reino eterno.

¿Desde cuándo esperaban? y ¿cómo entendían que un rey eterno vendría? Múltiples profecías indicaban que el que había de venir descendería de la simiente del rey David. En 2 Samuel 7:8, Dios le pide al profeta Natán que hable con David:


“Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. Y dice” Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje,

Y luego en el 16,

“Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.”


Aunque hacía siglos que el linaje de David no había reinado en Israel, sabían que el Rey de los judíos había de venir. Por eso los magos de oriente llegaron buscando al rey,


“diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.” Mateo 2:2


Herodes, sintiéndose amenazado por el rey que podría arrebatarle el poder, manda matar a los niños menores de dos años nacidos en el pueblo de Belén. Los pobres inocentes pagaron la locura de un rey mundano amenazado por el verdadero Rey Ungido.


Jesús, el rey de Los judíos vivió bajo la autoridad de sus padres, sirvió con humildad a sus discípulos y a los que lo necesitaban, y predicó las buenas nuevas del reino, ocupándose de los negocios de su padre Dios. Jesucristo, el

Perfecto rey había venido a reinar como ningún otro rey habría reinado o reinaría.


Dice la carta a los Hebreos,

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Hebreos 1:1-3


Cuando Jesús fue apresado e interrogado, Pilato sabía que este tenía una extraña autoridad que él no llegaba a entender.

“Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.” Marcos 15:2


Y cuando fue crucificado, leemos en Mateo 27:37


“Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ÉSTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.”


Las autoridades romanas , sin entender lo que estaba sucediendo, cumplen las profecías, y vemos así que la promesa del Mesías rey se cumple perfectamente, y el reino de los cielos nos es ofrecido a aquellos que con fe busquemos la gloria

de Dios.


“Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino.”

Hebreos 1:8


Este texto que deriva del Salmo 45:6 proclama la grandeza de nuestro Señor Jesucristo. Durante esta navidad, adoremos al Rey de reyes evitando las distracciones que nos puedan desviar del reino de los cielos.

 

El caso de Sodoma


Te invito a leer el relato en Génesis 18 y 19 para entender mejor la meditación.


“Entonces Jehová le dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, lo sabré.”

Génesis 18:20-21


“El clamor contra Sodoma y Gomorra”—esta frase me resulta interesante. ¿Quién estaba clamando contra Sodoma y Gomorra? Porque vemos que cuando Abram le pide a Dios que tenga misericordia de la ciudad, llegan al acuerdo de que si se hallaran 10 personas justas en ella, que Dios no destruiría la ciudad, y sin embargo no se hallan, porque las ciudades son destruidas.


¿Quién clamaba entonces? Por las historias que vemos a través de la Biblia (tenemos el caso de los varones que vienen a dar la advertencia a Lot, a los que los hombres del pueblo vienen a pedir que los echen a la calle para tener relaciones sexuales con ellos; Lot, Lot!, el único hombre justo en la ciudad, según el relato, les ofrece sus hijas para que “hagan con ellas lo que quisieran!! ¿¿Qué haces, Lot??. Tenemos otro relato años más tarde, del levita y su concubina, en Jueces 19, donde los hombres de una ciudad—de Israel, por cierto—vienen a pedirle al dueño de la casa que lo hospedaba que les echara al levita para abusar de él. Acaban dándoles a la concubina de este señor, a la cual maltratan y matan, iniciándose así una guerra civil).


Todas estas historias te deberían revolver el estómago. Si cosas así estaban ocurriendo en Sodoma y Gomorra y no había justicia para estos malhechores, sin duda el clamor de las víctimas subiría al cielo. Si en algún momento has pensado que el juicio de Dios sobre Sodoma y Gomorra fue desproporcionado, piensa en el caos moral y social que se vivía en estos sitios.


Me hace pensar en nuestra obligación de alzar la voz contra el mal en nuestra sociedad. ¿Denunciamos el mal y lo traemos ante Dios en oración? ¿O callamos ante el deterioro moral de nuestro entorno?


¿Qué estaba haciendo Lot en su ciudad?

No vemos una clara denuncia del mal, aunque sí parece que seguía al Señor en su casa. Había elegido vivir ahí por beneficios económicos y profesionales. Sus hijas habían crecido en la ciudad y ya tenían novio. Es probable que después de haber vivido entre el pueblo, hubieran llegado a ser insensibles a los pecados que se desarrollaban ahí. Vemos que al final, fue la gente del pueblo la que se desvincula de Lot, y no Lot de ellos. Veamos de nuevo el incidente que ocurrió cuando vinieron los ángeles a visitar a Lot. Después de la visita, y cuando los hombres del pueblo vienen a pedir los ángeles para sus lascivias, hablan con Lot de esta manera:


Génesis 19:9

“Y ellos respondieron (hablando con Lot): Quita allá; y añadieron: Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez? (una vez más, hablando de Lot) Ahora te haremos más mal que a ellos (a los que habían venido de visita). Y hacían gran violencia al varón, a Lot, y se acercaron para romper la puerta.”


Los ángeles intervienen parando a estos hombres perversos, y tras este incidente, Lot planea la huída antes de la destrucción. Pero no consiguió que le siguieran sus yernos.


“Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba.” Génesis 19:14


Pensaron que gastaba una broma, que no hablaba en serio. Podríamos incluso inferir que Lot no hablaba mucho de su Dios, o si lo hacía era de forma ligera y en ocasiones especiales. La idea de que Dios destruiría la ciudad les parecía quizás violenta y excesiva.


¿No ocurre eso hoy en día? La gente se alegra de escuchar del Dios de amor, pero cuando cambiamos el tema al juicio del Dios Santo, entonces se incomoda el personal. Queremos justicia, pero nos cuesta aceptar un Dios Justo, porque la justicia muchas veces ha de traer castigo.


Pero piensa en un caso de crimen que hayas oído últimamente; si el juez dicta sentencia y aplica un castigo fácil de llevar al criminal, nos parece injusto, ¿verdad? Y es que la justicia debe imponer penas que sean adecuadas para la infracción. Dios es justo, y debemos confiar en que el castigo que Él establece para el pecado es justo.


Y además, Dios castiga con el deseo de que haya arrepentimiento. Juan 3:17 nos dice: Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.El deseo de Dios nunca ha sido condenar, sino perdonar y dar vida. Pero el pecado se ha de castigar. Eso es justo.


1 Juan 3:4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.


Vemos en Romanos 6:23 que la pena por el pecado es muerte. “Porque la paga del pecado es muerte” Pero lo más precioso es que el Mesías, Cristo, ya ha cumplido la pena por ti y por mí. Lo hizo al morir en la cruz. Y resucitó al tercer día para darnos el mayor regalo. Acaba el versículo así: “pero la dádiva (el regalo) de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”


Precioso; nos afirma 1 Juan 1:9 que

“Si confesamos nuestros pecados, (Dios) es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”


Miremos este chocante relato y aprendamos que lo que Dios quiere de la humanidad es el arrepentimiento para alcanzar comunión con Dios. 2 Pedro 3:9 dice “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”


Denuncia el pecado para poder ofrecer la salvación de Cristo. Esa es la forma de mostrar el amor de Dios al pecador. Y cuando alguien insista en rechazar a Dios, no le acompañes en su rebeldía, para que el juicio de Dios no caiga sobre los tuyos. Es cosa seria esto de la pureza y santidad. Os dejo con una verdad de Proverbios 28:13:


“El que encubre sus pecados no prosperará;

Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”


¡Qué bueno es Dios!

 

Criterios de elección



¿Qué criterios consideramos nosotras a la hora de tomar decisiones? ¿Nos interesan más las ganancias económicas o los avances profesionales que se puedan presentar, o tomamos decisiones priorizando nuestro bienestar espiritual y moral y el de los de nuestro alrededor?

Si estás siguiendo el plan de lectura de la Biblia en un año, seguramente estés hacia el final del libro de Génesis. Estos estudios están basados en los eventos descritos en Génesis, aunque no tratamos el libro capítulo por capítulo. Mas bien, estamos viendo temas que aparecen en el libro, relacionándolos con verdades bíblicas que aparecen en otros libros de la Biblia. Te animo a repasar las historias que se tratan en los estudios para sacarle mejor provecho.


El tema de hoy es “criterios de elección”. Cuando tomamos decisiones, solemos utilizar criterios de elección. Solemos tomar una decisión basándonos en algo que valoramos, ya sea nuestra comodidad, nuestros gustos, o nuestro beneficio físico, económico, emocional, espiritual o social. Cuando vas a escoger un trabajo, evalúas las condiciones, y según los criterios de elección que hayas considerado importantes, lo aceptas o no. Igual ocurre cuando decides dónde ir a estudiar o dónde pasarás las vacaciones. Todos tomamos en cuenta criterios de elección en cada decisión que tomamos.


En Génesis 13, vemos que Abram y Lot se juntan para dividirse la tierra. Habían prosperado tanto que tenían que separarse para disponer de suficientes recursos. Abram le ofrece a Lot elegir primero, y dice el texto que: “alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro.”


¿Cuál fue el criterio de elección de Lot?


Su avance profesional, ¿verdad? Lot elige las tierras cercanas a Sodoma, ya que eran fértiles y prometían su expansión. Tomó la decisión basándose en sus negocios personales, sin tener en cuenta el estado moral del lugar adonde iba. Ya hemos visto hasta dónde llevó esta decisión a él y a toda su familia.


Vemos que Abram era obediente a Dios. Había salido de Ur de los caldeos, una ciudad muy avanzada, para ir a la tierra prometida, sin saber adonde iba. Dios confió en él para mantener la fe en Dios. Dice Dios de Abram en Génesis 18:19: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.” Dios sabía que Abram le era fiel. En el capítulo 17, sigue las instrucciones de Dios y circuncida a todos los varones. Vemos también en el capítulo 14 que no se compromete con el Rey de Sodoma, y Dios lo prospera. Vemos en el capítulo 24 que a la hora de buscar esposa para su hijo, se desplaza para elegir entre los seguidores de Dios, porque sus criterios de elección tenían como prioridad que su hijo se casara con una mujer del pueblo de Dios. Y sin embargo, parece ser que utilizó criterios erróneos en ciertas ocasiones.


Vemos un par de ocasiones en las que basó sus decisiones en su seguridad personal. En el capítulo 12, cuando llegan a Egipto, Abram le pide a Sarai su mujer que mienta y diga que es su hermana, ya que era muy guapa ella. Dice Abram a Sarai en el versículo 12: “y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida”. Sin embargo, esta decisión trae plagas para el rey, y ni qué hablar de lo que podría haberle ocurrido a Sarai. Más tarde, vemos que Abraham lo vuelve a hacer igual con Abimelec. Miente para proteger su vida, poniendo en peligro la de su mujer. Le pregunta Abimelec a Abraham: ¿Por qué hiciste esto? Y el responde “Porque dije para mí: Ciertamente no hay temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer. Vemos la misericordia de Dios, y cómo en ambas ocasiones Abraham y Sara salen bien de estas situaciones. ¿Pero de verdad era necesario mentir? ¿No podría Dios haberles cuidado? Claro que sí. Tengamos cuidado con los criterios que utilizamos para tomar decisiones.



Podemos seguir viendo las acciones de Isaac, que en un mismo capítulo actúa con diferentes criterios. En la primera parte del capítulo 26 sigue las instrucciones de Dios y no desciende a Egipto, sino que se queda en Gerar, actuando según las promesas de Dios de que esa tierra sería suya y no según su lógica de supervivencia. Pero en la segunda parte del capítulo, actúa igual que su padre Abraham lo había hecho y miente sobre su esposa.


¿Y qué de sus hijos, Esaú y Jacob?


Esaú cambió su primogenitura por un plato de potaje (capítulo 25:27-34). La bendición para él y su descendencia cedida por un plato de comida! ¿Y cuál fue su criterio de elección? Sus necesidades y deseos del momento.


¿Y Jacob? Él decidió aprovecharse de la situación y acaba engañando a su padre en el capítulo 27 para obtener la bendición que su padre quería dar a su hermano mayor.


Señoras, estos eran los que Dios había elegido para ser Su pueblo. Dios los hubiera cuidado; Dios los hubiera preservado; Dios los hubiera bendecido. No necesitaban mentir, manipular ni mirar por sí mismos. Sólo tenían que confiar y obedecer.


¿Qué criterios consideramos nosotras a la hora de tomar decisiones? ¿Nos interesan más las ganancias económicas o los avances profesionales que se puedan presentar, o tomamos decisiones priorizando nuestro bienestar espiritual y moral y el de los de nuestro alrededor?


Nos animo a analizar bien nuestros criterios de elección, y a confiar en nuestro Dios siempre.

 

El hijo de la promesa



Dios prometió a Abram que tendría un hijo y que la tierra sería bendecida en su simiente. En Génesis 15:18 diceEn aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates” Pero había un problema: Sara su mujer era estéril y no parecía que iban a poder tener hijos. ¿Cómo podría la descendencia de Abram habitar la tierra, ser una nación y bendecir al mundo si no tenía hijos?


Sarai, cansada de esperar decide “ayudar” al Señor, y le ofrece a Abram que se acueste con su sierva Agar para que esta pueda tener “el hijo de la promesa”. “Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai.” (Génesis 16:2)


Ella pensó que sería como tener su propio hijo. Sin embargo, cuando Agar ve que está embarazada, comienza a mirar a Sarai con desprecio (versículo 16:4). Aquí comienza una rivalidad entre estas dos mujeres.


Como podéis imaginar, también ocasionó tensión entre Abram y Sarai. Leemos en Génesis 16:5-6


“Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo. Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia.”


Habían usado a Agar para intentar “salvar” la voluntad de Dios, o así creían, y Agar ahora se sentía especial por su embarazo. Esta, al ver que su señora la maltrataba, se marcha al desierto, y agotada, es hallada junto a la fuente. El ángel del Señor le habla: “vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano” (16:9) Y le dice: no te preocupes, “Jehová ha oído tu aflicción” me encanta cuando se nos recuerda que Dios oye nuestra aflicción (16:11). Así que Agar vuelve a la casa de Abram y Sara, donde nace Ismael. Abram en este entonces tenía 86 años.


Pasan trece años, y Dios vuelve a hablar con Abram. En el capítulo 17 ratifica su pacto con él, y le cambia el nombre de Abram a Abraham (que significa “padre de una multitud) y a Sarai la comienza a llamar Sara (princesa), en señal del pacto. Dios les promete una vez más que su descendencia heredaría la tierra. Un capítulo más tarde, Dios visita a Abraham y Sara para decirles que tendrán un hijo, y Sara se ríe en secreto.


En el capítulo anterior vemos que Abraham se había reído. Dice Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?”


Si Sara había sido estéril durante su edad fértil, ahora era humanamente imposible que tuviera hijos. Sin embargo Dios mismo le pregunta que por qué se había reído. Imagino la escena. ¿Quién, yo? ¡No me he reído! ¡Sí, tú, Sara!


Y Dios les afirma su fe con estas palabras: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo.”



¿No es infinitamente grande y bueno Dios? Para cada personaje en esta historia, ¿verdad? Sin importar si eran siervos o señores, Dios promete estar con ellos. Sin importar si creían firmemente en las promesas de Dios o si obedecían con vestigios de duda. Dios pacientemente los guía adonde quiere que vayan. Y es que nada hay difícil para nuestro Dios.


Vemos constantemente los fallos de los hombres y vemos el amor y la fidelidad de Dios.


Más adelante vemos que Ismael, 13 años mayor que Isaac, el hijo de la promesa, se burlaba de él; un caso claro de bullying. Vemos que Sara, al verlo, habla con Abraham, y al llevarlo al Señor en oración, Dios le dice a Abraham que deje ir a Agar y a Ismael. Dios promete cuidarlos, y se establecen en Parán, e Ismael se casa con una chica de Egipto.


Todo esto fue hecho para dejar que Isaac creciera sanamente y se desarrollara para llegar a ser padre de un gran pueblo. Y cuando menos lo esperamos, Dios le pide a Abraham que sacrifique a su hijo, Isaac. Vemos como, en una excelente muestra de fe, Abraham lleva al muchacho para cumplir con lo que Dios le ha pedido, con la certeza de que el Dios Todopoderoso “proveería el cordero para el holocausto.” Y así es, Dios ve su fe, y no le deja proseguir con el sacrificio de su hijo. Dios le reafirma la promesa de una descendencia que no podrá ser contada.


Y lo más bello es que de esta descendencia saldría el Mesías, simiente de la mujer que vencería al maligno y proveería salvación de nuestros pecados.


Sin duda Dios sabe planear. Podemos confiar que sus planes son buenos, y sus promesas fieles. No intentes tú cubrir por Dios cuando te parece que el Señor no está actuando. Dios tiene el tiempo, el lugar, y las personas que Él quiere usar. Que no metamos nosotros la mano donde no nos lo pide Él. Y cuando nos pida que actuemos, no lo dudemos ni un momento; obedezcamos en confianza.

Después de todo, “¿Hay algo difícil para Dios?” Nada, absolutamente nada se le puede resistir, y Él provee siempre lo necesario. Pon tu confianza en aquel que te creó y te ama sobremanera.

 

Y Dios estaba con él



Cuando estudio la vida de José, salgo con la frase esta en mente: Dios estaba con él.

Génesis 39:2 dice que “Jehová estaba con José y fue varón próspero.”


Nos dice Esteban en Hechos 7:9 Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él.”


Y no es que la vida de José fuera siempre fácil. Repasemos rápidamente los eventos de su vida con la ayuda de algunos pasajes. Génesis 37:3 nos dice que “amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez.”


Jacob, que amaba a Raquel, hija de su tío Labán, trabaja siete años `para que en la tarde de la boda Labán le engañe y le de su hija mayor, Lea. Cuando Jacob se queja, Labán le ofrece a Raquel, así que acaba con dos esposas. Lea tiene hijos, pero Raquel no consigue quedarse embarazada durante mucho tiempo, pero al fin tiene a José, que llega a ser el favorito de Jacob.


Nos dice Génesis 37: 4 que “viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente.”


No ayuda que su padre le da regalos que no da a los otros, o que él comparte los sueños de grandeza que había tenido. Hasta su propio padre le cuestiona sobre estos sueños. Sin duda eran sueños enviados por Dios y que se harían realidad un día, pero en este momento, José, como un joven que todavía estaba madurando, no ayuda en la situación con sus hermanos. Fijémonos que Jacob meditaba en lo ocurrido, mientras sus otros hijos meditaban en la envidia que tenían de José, llegando incluso a querer matarlo (37:11).


Los 10 hermanos planean deshacerse de José. Rubén los convence de no matarlo, y lo ponen en una cisterna vacía. El texto nos dice que la intención de Rubén era volver para sacarlo de ahí “por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre” (37:22) Pero Judá propone venderlo, y cuando Rubén vuelve de estar con el ganado, sus hermanos ya lo han vendido a unos ismaelitas que iban rumbo a Egipto.


La crueldad de estos hijos hacia su padre es grande. Le hacen pensar que su hijo ha muerto en las garras de un animal salvaje, Jacob no puede ser consolado. Dice Génesis 37:35 que “él no quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol.”


José acaba en casa de Potifar, un oficial del Faraón; Dios lo controla todo.

Nos dice Génesis 39:3 que “vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.”


José servía en la casa de Potifar así como había servido en casa de su padre, mirando por los intereses de su amo. Por eso “él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía”. Y dice la palabra que mientras José era mayordomo, Dios bendijo las posesiones de Potifar, y este “no se preocupaba de cosa alguna” menos de lo que comía. Todo iba genial hasta que la señora de Potifar “puso sus ojos en José.” Esta lo pide que duerma con ella, pero José le dice que no. Su jefe le había confiado el cuidado de su casa. ¿Cómo podría traicionarlo durmiendo con su esposa? Pero más allá de traicionar a Potifar, José tiene temor de hacer mal contra Dios, ¿Te has fijado en el versículo 9? Dice: “¿cómo, pues haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? Lo que le guardaba a José de pecar no era temor del hombre, sino temor de Dios. Ese es el mejor escudo contra el pecado.


Esta señora insistía “cada día,” y él se negaba cada día. Hasta el día en que él llega a la casa y ella está sola. No hay nadie más alrededor. Seguramente la presencia de otros siervos la había frenado a la hora de tentar a José, pero este día fue más atrevida y agarró a José de su túnica. Este reaccionó y salió corriendo de ahí, y ella aprovechó que no había testigos para acusar a José de intentar violarla.


Si Potifar hubiera creído a su esposa, habría matado a José. Sim embargo lo pone en la cárcel donde estaban los presos del rey, prisión que además estaba bajo su cargo. Ahí no había delincuentes de sangre; ahí entraban los que de algún modo habían ofendido al rey. Por la gracia de Dios, José acaba al cuidado de todos los presos. Una vez más vemos que cuando José estaba al cargo de la prisión, Dios lo prosperaba 39: 23 dice:. “No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.”


José acaba quedándose en la cárcel “trabajando” más de dos años, ya que el copero del rey se olvida de hablar de él hasta que Faraón tiene un suelo que nadie puede interpretar.

Cuando Faraón le pide que le interprete sus sueños, José lo hace, y no solo le dice que habrá hambre en la tierra, sino que le ofrece un plan para aprovechar las cosechas de los siete años buenos que habrá antes de los siete años de crisis. Faraón lo escoge a él para supervisar toda la operación (imagino que habría pedido referencias de su antiguo jefe). Dice Faraón que José sería el mejor candidato porque Dios estaba con él. Dice Faraón en el 41:38 “¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios?”


Llegó José a Egipto con diecisiete años y a los 30 ya era el segundo después del Faraón. Dios lo había preparado y José había permanecido fiel en cada situación donde Dios lo había puesto. Y no había sido fácil, verdad?


Al final de Génesis, cuando revela su identidad a sus hermanos, y cuando su padre muere y sus hermanos temen una represalia de su parte, lo deja bien claro otra vez: Génesis 50:19-20 nos narra que respondió José a sus hermanos: “No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.”


¿Por qué podía José responder con tanta paz hacia aquellos que le habían causado tanto mal?


Creo que la clave está unos capítulos antes, en Génesis 41:51-52.


Vemos que cuando José se casa y tiene sus hijos, da testimonio de su vida al nombrar a sus hijos Manasés y Efraín. Dice así la Palabra:


“Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; Esto es, El que hace olvidar porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre. Y llamó el nombre del segundo, Efraín; de una palabra hebrea que significa fructífero porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.”


José reconocía que Dios era el que manejaba su vida, y que todo lo que él había pasado estaba en el plan perfecto de Dios, y todo era para un fin mayor que él mismo. En las palabras del apóstol Pablo sonaría así: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28


Es por eso que José podía olvidar su aflicción pasada, porque Dios es el que le hacía olvidar. Es por eso que podía llevar fruto en la tierra de aflicción, porque Dios era el que le había hecho fructificar.


¿Necesitas hoy olvidar aflicción pasada, algún mal causado por otro? Dios es el que puede hacerte olvidar.

¿Deseas ser fructífero, pero la tierra en la que estás es tierra de aflicción? Dios es el que te puede hacer fructificar en la tierra de aflicción.


Pon tu vida en las manos de Dios, para que se pueda decir de ti como de José: “Y Dios estaba con él”.


 

El Dios de Abraham



Al ver la vida de José me quedo perpleja. Este personaje se nos presenta como un hombre responsable, inteligente, fiel, perdonador, trabajador, y vimos como en múltiples ocasiones se nos dice que Dios estaba con él. Luego observo la familia de la que venía y las decepciones que pasó en su juventud y aún me sorprende más. Tengo que llegar a la conclusión de que él es así por la pura gracia de Dios.


Como padres, tenemos el deber de educar a nuestros hijos, pero no pensemos ni por un momento que si salen adultos responsables que aman a Dios es porque nosotros somos unos padres estupendos. Dios puede sacar un buen hijo de los peores padres, si este hijo permanece en Dios. Y por las mismas, unos padres que se esfuerzan en mostrar a Cristo en su vida pueden tener hijos que se rebelan contra el Señor.


José había nacido en la familia escogida de Dios. Su bisabuelo Abraham había salido de su tierra para seguir al Dios Todopoderoso, el que llegaría a llamarse “Dios de Abraham”. Su abuelo, Issac, el hijo de la promesa, había seguido en el camino del Dios de su padre, por lo que Dios se llama a sí mismo “el Dios de Isaac. ¿Y su padre, Jacob? ¿Había seguido al Dios de sus padres?


Hagamos un pequeño repaso de la familia de José antes de dejar el libro de Génesis. Nació en una casa en la que su madre era la favorita, pero compartía marido con su hermana mayor. Vemos que Lea pensaba que al tener hijos ganaría el amor de su marido, Jacob. Raquel tenía el cariño de su marido, y sin embargo, no tenía hijos.


La vemos discutir con Jacob en el capítulo 30 hasta el punto en que dice el versículo 2:


“Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?”


Vemos a Raquel ingeniando un plan como había hecho la abuela Sara— le da a su sierva a Jacob para que este tenga hijos con ella. Lo curioso es que la batalla de los niños continúa, y vemos que Lea acab haciendo lo mismo con su sierva. En medio de este desastre familiar con un hombre y cuatro mujeres en la misma casa batallando por tener más hijos con Jacob que las demás, nace José. Dice en los versículos 22-24 que “se acordó Dios de Raquel, y la oyó Dios, y le concedió hijos. Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta; y llamó su nombre José, diciendo: Añádame Jehová otro hijo.” Dios le acabó dando otro hijo, Benjamín, aunque Raquel moriría durante el parto.


Me pregunto cómo hubiera sido diferente la historia ….


…si Labán no hubiera engañado a Jacob dándole la hija mayor en lugar de la que Jacob había pedido como esposa,

….si Lea y Raquel hubieran tomado la situación de otra manera y no hubieran involucrado a las siervas (porque nos dice Génesis 37:2 que los hijos de estas tenían mala fama”; podría ser incluso que fueran ellos los que iniciaron el desprecio hacia José.


Pero no podemos despistarnos pensando en lo que podría haber sido. Veamos lo que realmente fue. Jacod había trabajado dura y astutamente en las tierras de su suegro, pero llegó el momento en que Jacob y Labán ya no podían seguir conviviendo en la misma tierra. Dios le pide a Jacob que vuelva a su tierra natal.


Jacob lo consulta con Lea y Raquel y toda la familia sale con Jacob. Es durante este viaje que Raquel roba los ídolos de su padre a espaldas de Jacob y engaña al padre para que no los encuentre. El Señor los protege y se adentran a la tierra donde mora Esaú su hermano. Recordemos que este había jurado matarle al sentirse engañado. Ahora Jacob organiza a sus hombres para tantear la situación y protegerse a sí mismo y Raquel. Vemos a Jacob hablando con Dios en Génesis 32: 9-11:


“Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien; menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos!”


Lo bonito de esta oración es que Jacob se da cuenta de todo lo que Dios ha hecho por él, y todo sin merecérselo; dice “soy menor que todas las misericordias” Las misericordias del Señor habían sido más de lo que él merecía. Vemos que Jacob reconocía sus fallos y veía la grandeza de Dios. Continúa la oración:


“Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos.”


Fíjate, teme por la vida de Raquel y sus hijos, José y Benjamín; por eso en su plan, pone a estos al final, para protegerlos. Esto habría añadido más leña al fuego de la discordia, haciendo que Lea y sus hijos sintieran que eran de menor importancia para Jacob.


Pero en la última parte de este capítulo ocurre algo que cambia la vida de Jacob: Este tiene un encuentro con Dios. Jacob no quiere dejar al Señor sin antes ser bendecido. Génesis 32:26


Jacob reconoce a Dios como su Dios, y el Todopoderoso hace un pacto con él confirmándole la promesa dada a Abraham e Isaac, llamándole desde entonces Israel, nombre que ha identificado a la nación del pueblo de Dios hasta hoy día.


Jacob ya no sigue el plan de protección personal, y una vez más vemos que las misericordias del Señor superan cualquier expectativa, cuando Esaú los recibe con buena disposición.


Vemos a Jacob siguiendo la llamada del Señor. Génesis 35:3 “levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado.”


Jacob, al igual que Abraham, y siguiendo la fe de Isaac, hace de Dios su Dios, de tal modo que Dios mismo se presenta de aquí en adelante como “Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob” Éxodo 3:6


Así que cuando repaso la vida de los padres de José, veo a dos personas escogidas por Dios, pero dos personas que tienen fallos, que luchan con Dios, que buscan a Dios, y veo la misericordia de Dios al escucharles y bendecirles más allá de lo que pudieran merecer. Y me hace ver que yo no soy muy diferente. ¿Es posible que en situaciones de crisis yo haya dudado de Dios y haya intentado “echarle una mano”? ¿He discutido con Dios, dudando de Su plan?, ¿En algún momento me he olvidado de dar gracias por las misericordias de Dios, reconociendo que no las merezco? Tristemente sí.


Pero declaro a Dios, mi Dios. Y quiero esperar confiadamente en su promesa de que Él estará conmigo, y que quiere el bien para mí. Si hay algún “secreto” para que tus hijos sigan a Dios, diría que es hacerle en verdad “tu Dios” día a día. Y que la gracia de Dios esté sobre toda tu casa.


Te animo a poner tu vida en las manos de Dios y que los que te miran cada día puedan ver a Cristo en ti.


 

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Quién soy

Maribel-profile_edited.jpg

Vivo en la provincia de Alicante, donde nací, y he dedicado los últimos 25 años de mi vida a invertir en la vida de mi marido David Bell y la de mis tres hijos, David, Andrea y Daniel y trabajando en el ministerio donde Dios nos ha ido llevando. Ahora que mis hijos han crecido, mi marido y yo continuamos activos en la Iglesia Cristiana Bautista del Valle, en Petrer, donde Dios nos trajo hace 13 años para compartir el evangelio.

 

Mi formación espiritual se ha desarrollado gracias a mi madre, mi iglesia local, campamentos, institutos bíblicos, y los años que pasé en una universidad cristiana. Mi formación profesional es en el campo de la educación, la psicopedagogía y la lingüística. Mi meta es integrar cada aspecto de mi vida personal, espiritual y profesional para ser útil al Señor, el cual me dio la vida física y espiritual para poder conocerle y disfrutarlo ahora y por la eternidad. 

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